La masa nos llama

En mi estadía en la República Oriental me di cuenta de varias cosas, quizás de las más importantes que noté fue lo manada que somos (y que es la naturaleza en general).
Los peces andan en cardúmenes, los pájaros en bandadas, los perros en jaurías, las vacas en manada y así toda una gran gama de animales hechos especialmente para estar en grupo.

Claro está que hay sus exepciones, digamos un par de animales que vagan solas en este mundo, que se juntan de vez en cuando y luego vuelven a su soledad.
También están esos que se niegan a seguir a la masa, los "rezagados", los "rebeldes", los que buscan algo más, los "curiosos" y algunos otros, pero son los menos.

Es algo bastante hablado en el mundo de hoy, siempre te dicen "no sigas a la masa", "las personas en masa cambian" y cosas de ese estilo, y claro cuando alguien va en masa hay un objetivo común, un camino a seguir junto con el resto, digamos que siempre hay alguien en la cabeza y a quien todos siguen como un ejemplo, que toma un camino u otro, y es seguido.

Pero cuando la masa se disgrega se ven las individualidades, las distintas personalidades y actitudes.

Cuando estaba en Doña Inés nos dijeron "¿Quieren tropear?", miré con cara de ¿QUÉ?, "tropear.. llevar a los novillos a el potrero en que van a estar" (que estaba a 12km y cruzando un arrollo (en donde estos nadaban)), yo dije claro, ¿como no?, y fuimos.

Fueron varias horas al paso, no muy rápido que digamos, pero me dí cuenta de que siempre los mismos estaban atrás, los "rezagados" eran los novillos pequeños, los que tenían faltas (por ejemplo uno que tenía un ojo ciego), los que eran grandes pero no querían avanzar y contínuamente se disponían a dar la vuelta y tratar de volver. Adelante se ubicaban los novillos más grandes (y a mí parecer los más saludables), estos guiaban al grupo, no era necesario que los gauchos los corretearan (como a los de atrás) sino que se movían solos.

En ciertas partes del camino nuestra caravana se dispersaba, porque el ganado no veía a los líderes y se quedaban, se reusaban a avansar o se ponían a los costados, como preparandose para la huída. En cuanto llegamos al Porá y los animales se pusieron a pastar de inmediato, una prueba más de su comportamiento en masa.

El mundo de hoy está lleno de manadas, todos formamos parte de una, siendo de los "del medio", de los "rezagados", de los "rebeldes", los "curiosos", los "líderes" o cualquier otro elemento, pero estamos en nuestra manada.